Paseaba distraído después de almorzar un bocadillo de tortilla de patata en la terraza gris de un bar casi inexistente. Decidí entrar en la librería en la que me gusta perderme cuando no tengo dinero para acumular más libros pendientes de leer. En el interior, ambiente navideño, algún habitual, otros despistados y alguna pareja con los retoños.
Olisqueaba los expositores e incluso me interesé por S.Lem que murió hace unos meses ( EPD), a mi lado una madre hablaba cariñosamente con su hija de unos siete años:
- " ¿seguro que quieres ese?
Silencio de la niña.
- " El escritor del libro que te he dicho yo es muy bueno, de verdad"
La niña agarra con más fuerza, si cabe, el libro. Llega el padre sonriente y , condescendiente, comenta con su mujer
- " Creo que además este es de poesía, pero si es el que quieres tú..."
Sigo mi camino. Me aburro entre estanterias , me atraen más las texturas, los colores, que los nombres o los temas.... Otra conversación. Una señora comenta con su compañero la calidad de un autor, él pregunta y ella describe y sitúa con precisión de erudita, comparando con otros autores , ahora italianos, ahora americanos, pero...
Su hijo, de unos doce años, quiere decir algo, trata de esforzarse por estar a la altura de su madre, empieza bien pero duda, tartamudea, la madre le interpela , le acosa, más bien ,
" ¿Qué? ¿Qué quieres decir? ¡Dilo! ¡Venga!
El niño vuelve a intentarlo , pronuncia el nombre del autor, inicia una frase pretenciosa que queda inacabada..... Tartamudea, mira a la madre como pidiendo clemencia, la madre lo observa severa aunque no tarda en coger un libro y desviar la atención definitivamente. Fin de la conversación.
Vuelvo a la calle , he sentido frío.
Se acerca la Navidad.
A. Paragot
2 comentarios:
debo decirte que a mí me gusta la Navidad y el frío y la familia aunque la mía sea corta... ¿nos vemos un ratejo y charlamos?
es el frío espiritual lo que congela
Publicar un comentario